La ruta de los peregrinos de Juquila a Puerto
Los devotos han viajado a Juquila a pie durante cientos de años, pero la peregrinación al santuario de la Inmaculada Virgen de la Concepción parece haber cobrado popularidad en los años cincuenta. Un añejo habitante de Puerto y nativo de Oaxaca cuenta cómo en 1952, a la edad de 20, agarró camino el 3 de diciembre con un grupo de amigos para hacer el viaje.
Se ilumina la cara del viejo cuando recuerda esos días felices de caminar junto con otros miles, en su mayoría jóvenes, de Zimatlán a Juquila. “Eran puras veredas”, dijo, y para cruzar el Río Juchatengo había que pagar veinte centavos para rentar un caballo o pasar en canoa. Mientras caminaban, los peregrinos cantaban canciones a la Virgen. Cargaban consigo sus provisiones y ropa de cama, pero la gente de los pueblos también les ofrecían comida, agua y un lugar dónde dormir.
llegar a Puerto donde era embarcado. (Un pequeño aeropuerto se abrió en San Pedro en 1937 con vuelos de pasajeros a Oaxaca). No hubo carretera en el tramo entre Juquila y El Vidrio en la 131 sino hasta 1966. Pero para 1970, autobuses, carros y colectivos traían a los peregrinos de Juquila a Puerto, sentando los cimientos del turismo a nuestra ciudad.
Los primeros visitantes a Puerto encontraron alojamiento en casas privadas, algunas de las cuales luego se convirtieron en hoteles. Trajeron su comida consigo, como algunos todavía lo hacen, pero pronto también estaban comiendo en los primeros restauranes de Puerto. Incluso ahora, según las autoridades Municipales y Estatales en materia de turismo, la mayor parte de los visitantes a Puerto viene de Juquila.
Hoy en día los peregrinos a Juquila llegan principalmente por autobús desde Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, el Estado de México, Guerrero y D.F. Típicamente el organizador de la excursión es alguien de la comunidad cuyo único beneficio es un viaje gratis. Sus vecinos van apartando dinero cada semana o mes, y la organizadora alquila el camión. O podría ser que el dueño del autobús es quien organiza. En caso de los boleros de Oaxaca, el sindicato organiza la excursión con la contribución de los trabajadores semana con semana.
Normalmente los grupos pasan una o dos noches en Puerto y luego pueden continuar hasta Huatulco (en años recientes han brotado varios hoteles económicos allá). Según los números de DataTur del gobierno Federal, Puerto recibió 243,723 visitantes que se quedaron una sola noche, pero DataTur también dice que la ciudad tan solo cuenta con 2,072 habitaciones de hotel. La realidad es que la mayoría de los visitantes no se queda en alojamientos con licencia. Cuando un autobús se detiene frente a un hotel, llega gente con habitaciones en renta o incluso con hoteles “escondidos” para negociar con el organizador del grupo. Si no se es quisquilloso respecto a cosas como sábanas limpias, se puede conseguir un cuarto para cuatro personas hasta por 150 pesos la noche. Sí eso es demasiado siempre se puede dormir adentro de, o junto a el camión.
En el otro extremo, hay grupos familiares que llegan en autobuses provenientes de tan lejos como Nuevo León y Zacatecas y que se quedan en hoteles de lujo como el Villa Sol y el Santa Fe. Sus viajes son organizados a través de agencias de viajes especializadas en excursiones en autobús. El operador de un grupo que venía de Zacatecas informó que sus pasajeros, quienes se alojaban dos noches en el Santa Fe antes de ir dos noches a Huatulco, eran una familia que viajaba a un lugar distinto de México cada año. La manejada había sido de 30 horas, sin parar, por San Luis Obispo y Puebla. El pobre tipo todavía se estaba recuperando del shock de atravesar manejando la sierra de Oaxaca a Puerto. “Tantas curvas”, señaló.
Las atracciones principales en Puerto para los turistas de autobús son un día en playa Puerto Angelito y una noche en el Adoquín. Un día, en julio, había alrededor de 20 autobuses estacionados en Puerto Angelito.