El gran tsunami mexicano
¿Recuerdas la última vez que hubo un tsunami en Puerto Escondido? Por supuesto que no. El último (y único) del que sabemos ocurrió hace casi 230 años, el 28 de marzo de 1787, alrededor de las 11 de la mañana.
El tsunami se generó a partir de un sismo de 8.6 grados, (se le llamó San Sixto, ya que ese día se celebraba el santo de aquel papa). La Ciudad de México tembló siete minutos, causando muchos daños ahí y en Oaxaca.
El temblor se produjo a lo largo de la zona de subducción de 450 km de largo paralela a la costa oaxaqueña, y el tsunami destruyó iglesias en Ometepec —un pueblo de Jamiltepec— en el sudoeste del estado y en Salina Cruz al sudeste. También entró a Puerto Ángel, Pochutla. La población del resto de la costa estaba muy esparcida en esos tiempos, y no hay reportes de otros daños.
Aunque el tsunami no alcanzó Acapulco, se generaron grandes olas que golpearon la bahía por 24 horas, causando estragos en el puerto. Pescadores a caballo, que tendían sus redes en la Laguna de Corralero (Alotengo), 27 km al sur de Pinotepa Nacional, reportaron que el tsunami alcanzó a entrar 6 km tierra adentro, dejando a los rancheros y pescadores atascados en los árboles. Esto se ha corroborado con investigaciones geológicas recientes del área. Se estima que la altura máxima de la ola fue de 18.5 metros.
No obstante, los modelos de computadora muestran que la altura máxima de las olas en Puerto fue de poco menos de dos metros, así que el mar solo invadió la tierra algunos cientos de metros.
Han habido alrededor de 90 tsunamis en México en los últimos 250 años, pero ninguno se compara al de San Sixto.