Bacocho – El fraccionamiento más antiguo de Puerto
No conocía Bacocho, pero sabía que no me gustaría vivir allí. La suposición que, por ser extranjera, tendría que vivir en una comunidad de gringos era un insulto para mí. Así durante un año, mientras yo buscaba una propiedad para construir, me negué a ver cualquier cosa en la zona. Por supuesto, terminé viviendo en Bacocho.
Bacocho no es muy pintoresco, bien podría ser una colonia de clase media en cualquier lugar de México o del sur de California. Pero tampoco es solo un enclave de invierno de residentes extranjeros. Por lo menos en la parte de Bacocho donde vivo hay tantas casas de un solo piso, como las hay de dos pisos con techo de palapa. Mis vecinos son mexicanos quienes viven aquí todo el año. Trabajan y envían a sus hijos a las escuelas privadas cercanas.
A Bacocho lo desarrolló FONATUR (Fondo Nacional de Fomento al Turismo) en 1975, y es el fraccionamiento más antiguo de Puerto. En su momento tuvo algo jamás visto en Puerto: calles pavimentadas.
El fraccionamiento de 54 hectáreas cuenta con más de 700 lotes, que miden alrededor de 10 x 30 metros. Los primeros compradores fueron inversionistas de la Ciudad de México y Oaxaca que no tenían prisa en construir. Fonatur respondió con la construcción de 24 casas de dos y tres recámaras, algunas de ellas siguen habitadas por sus dueños originales. Estas casas son auténticas joyas que han sobrevivido más de 30 años de sismos y huracanes sin ningún daño. Todas las habitaciones tienen gabinetes y armarios de madera dura y hay ventilación donde los dos lados del techo de teja se juntan. Pero estas casas no fueron económicas. En 1984, una casa nueva de tres recámaras en un lote de 312 m2 costó el equivalente en pesos de $42,000 E.U.
Solo se vendieron alrededor de 200 lotes entre 1975 y 1980. Un lote en 1980 costó el equivalente en pesos a $7,500 E.U. Siguen existiendo muchos terrenos baldíos, pero todos tienen dueño.
Si un lote no tiene construcción no significa que está a la venta, y aunque esté a la venta, no quiere decir que tenga un precio realista. Pero hay un auge de la construcción en el vecindario, principalmente de casas que incluyen apartamentos para rentar con Airbnb. Esto ha generado la apertura de nuevas tiendas y restaurantes en el Blvd. Benito Juárez (la Rinconada).
Bacocho fue diseñado para atraer a los profesionales —doctores, abogados, empresarios, etc.—, necesarios para convertir a Puerto en una “plataforma turística”. El plan original incluía un centro comercial en la calle Guelatao. Sin embargo, fueron también los norteamericanos y canadienses los que en un principio compraron y rentaron.
Los retornos (rotondas en torno a los pequeños parques) son una característica especial de Bacocho. Hay ocho retornos, pero están numerados del 1 al 17. Los números de las casas no siguen ningún orden lógico. Puedes elegir tu propio número, sin importar qué número tenga tu vecino. Cuando registré mis planos de construcción con el municipio les pregunté cuál era mi número de casa. El que Ud. quiera, me dijeron. El título de mi propiedad dice: súper manzana 1, manzana 2, lote 1. Esto no debe confundirse con mi dirección postal o lo que está en las señales viales. Las calles que no son retornos llevan nombres de municipios del estado de Oaxaca. Las calles en el fraccionamiento contiguo de Rinconada llevan nombres de peces.
No puedo decir que no envidie a las personas que viven cerca de Zicatela por el encanto, la belleza y la vitalidad de sus colonias. Pero eso no me impide regodearme cuando escucho hablar de sus problemas con el agua, la electricidad y el estado de sus caminos sin pavimentar.
Bacocho y los nuevos fraccionamientos de Rinconada y Carrizalillo son especialmente populares para los residentes extranjeros porque la tierra formaba parte de la expropiación federal de 1970. Esto significa que todos los lotes tienen escrituras públicas, lo cual permite a los extranjeros formar un fideicomiso.
El artículo 27 de la Constitución mexicana prohíbe que un extranjero sea propietario de terrenos a menos de 50 kms. de la costa. Sin embargo, un extranjero puede poseer un terreno en la franja restringida mediante un fideicomiso bancario. El fideicomiso tiene una duración de 50 años y puede ser renovado. Aunque el banco tiene la escritura, no es dueño de la propiedad, ni es responsable por los gravámenes, impuesto predial o problemas que puedan causar la pérdida de la propiedad. El banco cobra alrededor de $2,500 U.S. por establecer el fideicomiso y una tarifa anual de alrededor de $500 U.S. para mantenerlo.