Surf — una gran adicción
De nuestros archivos, noviembre 2011
Si quieres beber una verdadera Guinness ve a Irlanda; si quieres practicar snowboard ve a Alaska y si quieres surfear ven a Puerto Escondido. Los medios no exageran, el oleaje aquí es de los mejores del mundo. El surf aquí te sacudirá hasta el alma, si estás listo.
Existen tres lugares principales para surfear a una distancia cercana al centro del pueblo: Carrizalillo, La Punta y Zicatela. Carrizalillo es donde muchos locales aprenden a surfear. Es una pequeña bahía en forma de herradura con una tranquila ola izquierda (una ola que rompe de tu lado izquierdo cuando surfeas hacia la playa) y una ola derecha mucho más difícil, generalmente considerada solo para locales.
La Punta tiene una ola izquierda magnífica que rompe sobre muchas piedras y algunas veces puede proveer el Santo Grial del surf: tubos. Se le dice tubo a la ola que adquiere esta forma para que el surfista se deslice dentro de ella. Solo una pequeña cantidad de olas rompen con el tamaño y forma adecuadas para crear un tubo lo suficientemente grande como para que el surfista pueda atravesarlo. Uno de los principales objetivos para muchos surfistas experimentados es entubarse. Las rocas en La Punta han rasguñado y cortado mucha piel a lo largo del tiempo y también roto algunos huesos. Sin embargo, en un día con olas pequeñas, La Punta resulta un buen lugar para aprender a surfear. Es bastante popular entre los instructores locales de surf quienes pueden ayudar incluso al más precavido y miedoso principiante a atrapar su primera ola en tan solo unas horas. Ellos literalmente lo empujan hacia ella. ¡Pocas sensaciones en la vida pueden compararse con el éxtasis de atrapar tu primera ola!
Después está Zicatela. No hay palabras para describirla en un día de olas considerables. Tienes que verla para empezar a entender la belleza perfecta, la fuerza de este fenómeno. Si tienes la experiencia y el coraje suficientes, tienes que nadar hacia las olas para descubrir de qué trata todo este alboroto. La ola es poder puro. Te hace o te deshace. Un mal revolcón en Zicatela y puede que no regreses por más. Un mal revolcón es un intento fallido por atrapar una ola (siendo lanzado a un revoltijo de agua con mucha fuerza, frecuentemente perdiendo el aire de tus pulmones y después quedando atrapado bajo el mar en lo que pudieran parecer años, mientras tus pulmones se queman por insuficiencia de oxígeno y tu mente imagina que mueres ahogado). Toma una buena ola en Zicatela y serás el amo del universo.
Zicatela es famoso por sus tubos de derecha e izquierda. En un buen día no hay tiempo para maniobras como giros y vueltas rápidas sobre la cara y labio (cresta) de la ola. Sencillamente un crítico y veloz paso hacia ella, entrar en el tubo y hacer todo el esfuerzo posible para salir al otro lado. Para estar propiamente “entubado” tienes que lograr el deslizarte por este conducto y regresar a la luz del día. Observa la reacción de un surfista al salir de un buen tubo en Zicatela y podrás ser testigo de la esencia del éxtasis humano.
Pero en un día de grandes olas Zicatela es una bestia impía que mastica a buenos surfistas para desayunar, escupiéndolos en un confuso revoltijo. ¿Existe otra ola en la Tierra que rompa tantas tablas?
Algunos jinetes de las grandes olas que vienen aquí de todo el mundo aseguran que cuando las olas de Zicatela alcanzan buen tamaño son de las más rudas que hay. A diferencia de otras olas grandes como Mavericks al sur de San Francisco, Zicatela no posee un canal de agua que permita un fácil acceso a la zona de despegue, de la cual se atrapan las olas. Antes de que encuentres el lugar adecuado para tomar una ola grande tienes que cruzar una serie de rompientes olas que pueden matarte en un instante. El fondo marino poco profundo significa que si una ola atrapa a un surfista y lo avienta sobre este con toda su fuerza, el surfista puede terminar seriamente herido o muerto. La naturaleza no tiene piedad.
Afortunadamente, la mayoría de los surfistas que intenta surfear en Zicatela durante un día de grandes olas es muy experimentada y sabe cómo evitar accidentes. Muchos de ellos describen el nadar en Zicatela como una experiencia brutal.
La zona de impacto en Zicatela es un área donde una serie de olas rompe sin cesar con toda su fuerza. Un surfista capturado aquí tiene que pasar la ola que rompe por debajo para ser aventado como una muñeca de trapo por agua revuelta y arenosa. La ola te arrastra al fondo mientras luchas por alcanzar la superficie para tomar una bocanada de aire antes de ser golpeado por la ola que sigue. Pueden haber tantas como diez o más olas en un set aunque frecuentemente son menos. No importa el número, se siente como si nunca terminara; requiere de pulmones saludables y resistencia física.
¿Entonces por qué los surfistas lo hacen? ¿Qué hace que una persona en su sano juicio ponga su mente y cuerpo en tal castigo? La recompensa. El júbilo, la satisfacción y plenitud que un surfista siente después de una buena sesión. Seguramente tendrás que aprender por el camino difícil. Como surfista no podrás mejorar a menos que trasciendas tus límites y experimentes algunos golpes, cortadas, moretones y serios revolcones. Pero cuando sí mejoras y te escapas un fin de semana soleado con un par de amigos y hallas un lugar silencioso donde rompen olas hermosas que consigues surfear bien, entonces la vida ha encontrado su significado, la mente conoce la paz y todo está bien en el mundo.
O si caminas hacia la orilla diez minutos después de la primera luz del día, nadas hacia las olas antes que cualquiera para poder surfear una hora antes de ir al trabajo y haces algo que nunca antes habías hecho sobre la ola, una maniobra ejecutada con tal destreza que te sorprendes a ti mismo, entonces tu día será excepcional y tu autoestima alcanzará nuevas alturas. Y si decides enfrentar el reto de una ola como la de Zicatela y superas sus temibles ritos de paso, y atrapas un tubo inolvidable, veloz como el relámpago, entonces has experimentado una de las más grandes formas de felicidad absoluta, el sentimiento del guerrero victorioso.