El cine y las estrellas
Mi hijo de casi dos años de edad nunca había ido al cine. Por supuesto que ha visto muchas películas y videos… en la computadora o en la televisión. Pero nunca había estado frente a la pantalla mágica. Nunca había sido parte del ritual.
Ambulantito (el programa infantil de la gira de cine documental Ambulante), estuvo en Puerto Escondido el mes de mayo de 2012 para cerrar los tres meses de funciones gratuitas en 12 estados de la república mexicana. El tema de este año (el segundo que se presenta Ambulantito): “Las cosas que nos hacen diferentes”.
Llegamos en familia a la Agencia Municipal casi a las 8:00 p.m., con la última luz de la tarde. Ya había niños y papás acomodados en las sillas, mientras que los niños mayores orbitaban sobre patinetas y bicicletas. Tan pronto el teatro al aire libre estuvo oscuro comenzó la proyección y los chiquillos que rondaban se acercaron. Desde la pequeña secuencia de introducción, al aparecer en pantalla un grupo de niños subiendo por una duna de arena, uno de ellos vestido como Dios lo trajo al mundo, las risas infantiles estallaron. Vi cómo, poco a poco, mi niño se iba sumergiendo en esta experiencia colectiva. El primer documental, “Migrópolis“ de España, traía a un monito, una ardilla y carneritos que hablaban con voces de niñ@ y que compartían lo que es vivir en un lugar nuevo, la vida del migrante (perfectamente Puerto).
¡Qué maravilloso público el de esa noche! ¡A volar la indiferencia y la apatía! Críticos fieros. Un niño de unos nueve o diez años de edad que estaba sentado junto a mí con postura de juez de reality show examinaba severamente a los personajes animados, y al terminar la breve obra de arte lanzó un despiadado “¡Búuuuuu!”. Otros aplaudieron. Rapidito se calentó la plaza y la historia de los dos seres en orillas lejanas que se encuentran (“Bottle” de Estados Unidos), ya los tenía lanzando exclamaciones, preguntas y respuestas, practicando el diálogo creador del espectador con la obra. Y también con el público— esos otros que no veo pero que ahí están y aquí estamos todos juntos. Los niños, y también los papás, riendo enternecidos.
Y así ola tras ola, como el mar, los minidocumentales sutilmente nos mecieron la conciencia colectiva, borrando diferencias de edad, nacionalidad e idioma, bajo el cielo nocturno. La tercera película, “The Animal Movie” de Canadá), un verdadero tratado sobre lenguaje musical, nos llevó a volar a lomos de bestia tras bestia, y mi hijo le respondía gritando emocionado. Mi vecino de butaca ya no abucheaba, aplaudía efusivamente.
Para la segunda mitad del programa los temas fueron cobrando seriedad, planteando situaciones más complicadas y temas difíciles pero no intratables, gracias a la más poderosa herramienta para el diálogo inventada por el ser humano— el arte. Desde la sordera o los desórdenes mentales, hasta el sentimiento de culpa o los niños que viven en la calle. Fue una revelación. En el rostro de mi chiquito vi cómo aterrizaba una comprensión mucho más profunda de lo que yo imaginaba, y mejor aún, la empatía. Ése es el poder del cine.
Cinemar: El cine se ve mejor en el cine
Durante muchos años, el Cinemar de Zicatela fue un conocido lugar para dejar escurrir las horas, un hangout playero con una pequeña sala de proyecciones, que también vendía libros usados y tablas de surf. Cuando Dove Sussman adquirió el establecimiento se dio cuenta de lo obvio: urgía un cine en Puerto Escondido, una sala hecha y derecha, con iluminación y sistema de sonido de punta, en donde se pudieran ver películas nuevas y clásicas. En noviembre Dove trasladó Cinemar, el único cine en Puerto, a Café Choc en Rinconada donde tuvo su preinauguración como sede del Oaxaca Film Fest (el pasado mayo Ambulante 2012 en Puerto Escondido también estuvo fuertemente patrocinado por Cinemar). La sala con 35 butacas y aire acondicionado ofrece tres exhibiciones diarias (5, 7 y 9 p.m.) y pronto podemos esperar matinés y funciones infantiles. Todos los filmes tienen subtítulos en español. La sala también está disponible para proyecciones temprano por la tarde con la película de su elección.
Cinema en la playa
Cada miércoles a las 7:30 p.m., de diciembre a marzo, se puede disfrutar de un largometraje bajo las estrellas en el Club de Playa del Hotel Villasol en Playa Bacocho. Hay espacio hasta para 80 personas en los camastros y mesas, y la enorme pantalla mide 2.5 por tres metros. Las películas –en inglés con subtítulos en español– son gratis, y se puede comprar comida y refrescos o cócteles. Llame 01 800 717 90 50 para el programa.
La escalera al arte
Un grupo de estudiantes y profesores universitarios se unen cada semana para exhibir un film y presentar algún show en vivo: performance, música, declamación de poesía, exposición fotográfica, obra de artistas locales, en muchas ocasiones, los mismos estudiantes. Le han llamado La escalera al Arte y está abierta al público de manera gratuita, calle Marina Nacional (bajando al Adoquín), en el tramo de escaleras que se encuentra entre la Escuela de Idiomas de la UABJO y la universidad REU. Los eventos tienen lugar todos los jueves a partir de las 6 p.m.
www.cinemar.orgwww.ambulante.com.mx
www.oaxacafilmfest.com
vivobajoelvolcan@gmail.com