Comprando mezcal
Se me ha terminado el mezcal y tomo vodka de uva francesa Cîroc, rico en una emergencia, pero demasiado caro. Así es que pregunto al recepcionista de un hotel donde distribuyo la revista en dónde puedo conseguir el mejor mezcal. “¿Mezcal para turistas o para usted?” me pregunta, “Para mí” le digo. Así que me manda a un pequeño local en el centro donde me dice que encontraré tobalá de Sola de Vega, “Lleve su botella”, añade.
Tobalá es un destilado de maguey silvestre, por lo tanto más escaso y más caro que otros mezcales. Supuse que generalmente el tobalá que se vende en Puerto, que no sea embotellado, no es el mero mero, pero respeto la pretensión. Hay menos probabilidad que te vendan algo adulterado si creen que su licor es tan bueno que puede pasar por el real. Por lo menos, así pienso yo. En E.U. los tobalás cuestan más de 100 dólares la botella.
En la tienda venden ropa de segunda, cosméticos y baratijas. Le digo a la encargada que escuché por ahí que tienen tobalá, y admite temerosa que su esposo compró un poco para él. Al mencionar al recepcionista se le ilumina el rostro. “¿Trae botella?”, me pregunta; así que voy al coche por ella. Siempre llevo una botella vacía en la cajuela para aprovechar cualquier oportunidad. Me dijo que regresara al día siguiente.
Muchos conocedores del mezcal te dirán que el mejor viene de Sola de Vega. Un amigo de Oaxaca que quiere entrar al negocio de la exportación a E.U. peina la región buscando pequeños productores. Hace poco me convidó de su último hallazgo; suficientemente suave y con una nota final de algo desconocido, a lo que más tarde identifiqué como regaliz —sabor que no pudiera haber sido ya que no existe regaliz en Oaxaca—. Seguramente se trata de algún misterio de la tierra.
Al volver por mi mezcal, averiguo que debo 113 pesos. El precio normal es de 115 el litro, pero como mi botella es más pequeña me dieron un descuento. La dueña se siente apenada por lo caro del precio. El mezcal barato de Puerto cuesta 40 pesos el litro. No lo recomiendo a menos que sea para limpiar heridas.
Si fue tobalá o no, nunca lo sabré. Pero era muy suave, algo dulce y un poco picante. La perfecta copa nocturna y bueno para compartir con los amigos.