Liberación de tortugas
EL BLOQUEO DE COVID DE NUEVA ZELANDA FINALMENTE había terminado, por lo que Stefanie Schmitz y Mark Hepburn decidieron viajar al este de México y hacer trabajo voluntario en una reserva natural de tortugas.
Encontraron ViveMar a través de un corredor que, por una tarifa, conecta a voluntarios internacionales con grupos ambientalistas. Así es como funciona el mundo ahora. En México, los voluntarios internacionales pagan alrededor de $500 dólares americanos por una semana de trabajo, viviendo en un dormitorio, incluyendo algunas comidas. Stefanie y Mark eligieron ViveMar porque estaban convencidos de que el dinero se destinaría a la preservación de las tortugas marinas. Pero, por desgracia, aprendimos que los corredores se quedan con más del 50% del pago. Ahora ViveMar intenta hacer arreglos más justos.
El trabajo de voluntario incluye ayudar con el patrullaje nocturno desde Playa Bacocho hasta Palmarito en turnos de 3 horas: de 9 p.m. a medianoche, de medianoche a 3 a.m. y de 3 a.m. a 6 a.m. La mayoría de las tortugas llegan a la costa para desovar en las noches con luz de luna. Recolectan los huevos, alrededor de 100 en cada nido, tan pronto como las tortugas los ponen. A veces, incluso mientras se estaban poniendo, y de ahí se llevaban a uno de los corrales.
Tenían que actuar rápido antes de que los saqueadores los recogieran. Las tortugas marinas son especies protegidas en México, pero sus huevos (llamados limones blancos en el mercado negro) son parte de la cocina local y también tienen fama de ser un afrodisiaco natural. Los vendedores ambulantes los venden a 40 pesos la docena en las colonias de Puerto Escondido y más en playa Zicatela. El equipo de ViveMar ha llegado a un acuerdo con los cazadores furtivos, el que llega primero se queda con los huevos y, a su vez, los cazadores furtivos no roban en los corrales.
Otro problema es que algunos propietarios o inquilinos de casas de vacaciones en Palmarito insisten en iluminar la playa frente a sus casas. Después de poner sus huevos, las tortugas regresan al mar siguiendo el reflejo de la luna y las estrellas en el agua. Si la playa está iluminada, no saben como dirigirse al mar.
Una tortuga golfina, la tortuga más común en la Costa Pácifica de México, pasa alrededor de 15 años en las profundidades del mar antes de madurar y regresar a tierra para poner huevos. Solo las hembras van a la playa, los machos que las preñan se quedan fuera de la costa. Una hembra puede ser preñada por hasta ocho machos, así que hay mucha diversidad genética en cada nido. Las hembras guardan el semen en un saco y regresan a la playa para poner los huevos hasta tres veces en un periodo de semanas antes de regresar al mar cerca de la costa.
Las tortugas golfinas son famosas por regresar siempre a la playa donde nacieron, aunque no al lugar exacto. Por lo que una tortuga liberada en el corral de Bacocho puede regresar a la playa frente a Vivo Resorts en Palmarito o a Zicatela. Las tortugas laúd, que son más grandes y viajan hasta Chile y más allá, también regresan a la costa donde nacieron pero no siempre a la misma playa. Así es que una laúd que nació en Michoacán puede dejar sus huevos en Acapulco, Bacocho o Salina Cruz. Pues influyen mucho las corrientes marinas.
Las crías golfinas nacen aproximadamente en 12 semanas. Los voluntarios liberan miles de tortugas bebés todas las noches, incluidas las liberadas por grupos de turistas. La gran mayoría, pronto serán presa de las aves costeras y otros depredadores o quedarán atrapadas en las redes de los pescadores y el plástico en el océano. Sin embargo, las que son liberadas tienen una oportunidad tal vez 50% más grande de sobrevivir porque se protegen de los perros y otros depredadores de la playa. Después de llegar a mar profundo las supervivientes se enfrentan a tiburones –lo que explica por qué las tortugas ponen tantos huevos–.
Las tortugas cavan hoyos profundos cerca de la marca de la marea alta para ocultar sus huevos, pero no ocultan sus huellas, razón por la cual los criaderos (y los saqueadores) buscan los nidos inmediatamente después del desove. En los corrales los huevos se colocan en nidos con señalética que indica la cantidad, la especie, dónde se encontraron y la fecha en que se pusieron.
¿Cómo, me pregunté, podría una diminuta cría salir de tan profundo? Pues, cuando nacen las primeras tortugas, se comunican con las demás para que nazcan todas juntas y así ayudarse. Unas cuantas tortugas, que no recibieron el mensaje, quedan en el fondo y son rescatadas por los voluntarios cuyo trabajo es limpiar los nidos de los cascarones y dar a estos bebés una segunda oportunidad de vida.
Hay varias organizaciones en Puerto que tienen corrales y que le dan al público la oportunidad de participar en la liberación de las tortugas bebés. Todos cobran $100 m/n para liberar una tortuga. Así pueden pagar los costos de los corrales, las cuatrimotos que usan para buscar los huevos, y los sueldos. También cuentan con donaciones. La más grande es ViveMar que tiene corrales en Bacocho, Punta Colorada, Agua Dulce y Palmarito (al lado de Origen). La más antigua es el Campamento Palmarito, que se ubica en la playa Delfines, fundado en 2005 por el veterinario Marcelino López Reyes. En la Barra de Colotepec se encuentra el campamento tortuguero Boca Barra.
Generalmente, la liberación empieza a las 4 pm (hora estándar). Siempre es mejor llamar primero porque hay días en que no hay crías.
ViveMar
https://vivemar.com.mx
+52 954 114 5568
Campamento Palmarito
https://campamentopalmarito.com
+52 958 104 4707
Campamento Boca Barra
+52 954 113 5992