Nueva ola de migrantes mexicanos hacia Puerto


LAS HISTORIAS DE FONDO SIEMPRE SON COMPLICADAS y es mejor no compartirlas, pero normalmente la gente se muda a Puerto Escondido para comenzar de nuevo. En el pasado, la gente dejaba sus pueblos para trasladarse a las grandes ciudades, especialmente a Ciudad de México. Ahora algunos abandonan las zonas urbanas en busca de aventura, o paz y serenidad.

Brenda Marisol Núñez
Brenda Marisol Núñez

BRENDA MARISOL NÚÑEZ
Brenda, de 28 años, había vivido toda su vida en San Luis Potosí antes de llegar a Puerto en julio de 2024. Ella y su ahora exnovio consiguieron una habitación en un hostal a cambio de trabajo “voluntario”. Después de menos de una semana se contagió de dengue. En San Luis Potosí no hay dengue.

Aún así a ella le gusta vivir en Puerto. Hasta septiembre ha vivido y trabajado en tres hostales. Habiendo tenido siempre su propia habitación, tuvo que acostumbrarse a vivir con su perrita en un dormitorio con otras mochileras. Pero ella valora la oportunidad de conocer gente de todas partes del mundo y practicar su inglés. La mayoría de la gente en su ciudad natal nació allí. Difícilmente se trata de una comunidad internacional.

Brenda, Licenciada en ingeniería ambiental, quería ayudar a mejorar su nuevo hogar, pero pronto descubrió que no era por falta de biólogos e ingenieros que la mayoría de las playas de Puerto están contaminadas. Mientras tanto, encontró trabajo haciendo un comercial en Oaxaca. Los productores llegaron a Puerto buscando modelos.

Lo que más le llama la atención de Puerto es lo caro que es todo, sobre todo las rentas, en comparación con San Luis Potosí. También le impresiona lo amable que es la gente, cómo se saludan los desconocidos en la calle y cómo las horas de trabajo no son tan largas como en San Luis Potosí. También se ha adaptado a no fiarse del internet y a que se vaya la luz.

Brenda no sabe cuánto tiempo se quedará en Puerto. Ha escuchado hablar de lo caro y concurrido que se vuelve durante Navidad. Está pensando en mudarse a San Cristóbal de Las Casas para vivir nuevas aventuras.


Alfredo Huerta Reyes
Alfredo Huerta Reyes

ALFREDO HUERTA REYES
Alfredo llegó a Puerto Escondido en julio de 2024 y aquí pretende quedarse. Pasó sus primeros 30 años en Ciudad de México y luego vivió casi 20 años en San José, Costa Rica. Ahora, a sus 50 años, ha regresado a su tierra natal. Pasó unos meses en Coyoacán, en CDMX, pero no le gustó el ritmo acelerado de la ciudad. Buscaba tranquilidad y el mar.

Primero probó Mérida, pero no aguantó el calor. Luego se dirigió a Puerto, lugar que había visitado de niño con su familia. (Recuerda el largo viaje de Oaxaca hasta la costa). Vino una vez más de adolescente con amigos.

Ahora renta un pequeño apartamento tipo estudio en un edificio nuevo en Rinconada. Le sorprendieron las rentas tan altas de aquí. Dice que son similares a las de la colonia Roma en CDMX. También le sorprendió el precio de la comida en los dos mercados, más altos que en CDMX. Le llamó la atención que muchas tiendas y restaurantes cierran los domingos y que los comercios no abren por la noche

Aún así, le encanta la tranquilidad de Puerto (claro, que solo lo conoce en temporada baja). También le gusta el respeto que se muestra hacia las motos, aunque le parece extraño que los conductores y pasajeros no usen casco.

Alfredo es ambientalista y fotógrafo profesional. Puedes contactarlo por WhatsApp al 562 571 2562.


Francisco Godínez Martínez
Francisco Godínez Martínez

FRANCISCO GODÍNEZ MARTÍNEZ
En abril de 2024, una vieja amiga –ahora su novia– de la universidad, invitó a Francisco a visitar Puerto Escondido. Ella ya había vivido aquí durante cuatro años. Antes de eso, el diseñador gráfico, de 29 años y nativo de Ciudad de México, sólo había salido de la ciudad para ir de vacaciones a Cancún, Acapulco y Zihuatanejo.

Francisco regresó en mayo con sus cosas y su perro. Desde entonces, la pareja vive en Ficus Campestre, un pequeño fraccionamiento nuevo en Puerto, justo al norte de la Universidad del Mar (UMAR) sobre la carretera 131. Le encanta el silencio de la zona, aunque la luz es inestable. Los pájaros compensan a los escorpiones y tarántulas.

Francisco encontró trabajo al día siguiente de su llegada. Iba caminando por la calle del Morro en Zicatela y vio un anuncio en el Hotel Ines donde buscaban recepcionista. Trabajó ahí hasta agosto y luego se cambió a la recepción del Tower Bridge Hostal, más cerca de su casa. Claro que ayuda que habla inglés. Mientras tanto, hace su trabajo de diseño por la noche.

Lo que más impresiona a Francisco de Puerto (además de la tranquilidad) es cómo conviven sin problema personas de orígenes tan diversos. También le gustan todas las tienditas, muy diferentes a las plazas comerciales de CDMX.


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